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domingo, 2 de agosto de 2009

El México de nuestros días... y del futuro

por Alfredo Maldonado

Master IPADE 2008-2010


Nuestro México, lindo y querido, es un país de contrariedades. . .


Es uno de los países con el mayor número de playas y ciudades atractivas para el turismo americano y europeo, el tercer país con los recursos de agua fresca más grandes, la doceava potencia en reservas minerales, el cuarto país de la OCDE con tierras explotables comercialmente y el noveno productor de reservas petroleras aprobadas.


Aún más, México goza de una situación geográfica privilegiada que fácilmente lo llevaría a ser uno de los protagonistas del comercial internacional. Por si esto no fuera poco, somos el vecino comercial de la primera economía mundial, Estados Unidos, con quien compartimos 3, 326 Km de frontera y exportaciones que representan el 20% del PIB nacional.


De acuerdo a información del Banco Mundial somos una de las economías más grandes al generar el 1.7% de la producción mundial, de la cual el 82% se concentra en 20 países; nosotros somos el catorceavo. Esto gracias a que hemos ido triplicado nuestra producción a lo largo de 30 años, a partir de 1970 cuando estos niveles se fueron a la alza.


Pero también tenemos el otro lado de la moneda, el que obscurece la prosperidad del país. . .


México tiene 50.1 millones de personas que están oficialmente bajo la línea de la pobreza y 19.5 millones que no tienen dinero suficiente para comer. Somos el onceavo país con la mayor población, aunque cada años más de 300,000 mexicanos emigran a Estados Unidos para mejores oportunidades laborales y ofrecer calidad de vida a sus familiares, convirtiéndonos, junto con Rusia, en el principal emisor de emigrantes.


De acuerdo al reporte de competitividad 2009 del OCDE, México ocupa los lugares 110 en la eficiencia del mercado laboral, 97 en la calidad de las instituciones, 90 en generación de la innovación, 74 en lo que respecta a educación superior y entrenamiento de 134 países participantes en el estudio. Esto nos lleva a seguir en la segunda etapa de desarrollo denominada “efficiency driven”, mientras que otras ya están consolidándose en el tercer nivel, “innovation driven”, de esta clasificación.


Según el Instituto Mexicano para la Competitividad, México tiene atrasos en un 32% en el manejo sustentable del medio ambiente, 28% en sectores económicos es vigorosa competencia, 26% en un sistema de derecho confiable y objetivo, 21% en la existencia de una sociedad incluyente, preparada y sana, 20% en gobierno eficaz y eficiente y un 18% en cuanto a un sistema político estable y funcional.


¿Cuál es el resultado percibido, y vivido, por la gran mayoría de los mexicanos? . . .

El resultado es un México desaprovechado; cuyas joyas culturales y naturales están opacadas por una realidad plagada de injustica e inequidad, burocracia gubernamental, pobreza urbana y rural, corrupción, contaminación ambiental, inseguridad por el narcotráfico, servicios de salud insuficientes y un sistema educativo incompetente.

Pero, EL DESARROLLO Y LA PROSPERIDAD SON POSIBLES...¿qué es necesario hacer?


Ante todo, desprendernos del arraigo al nacionalismo mal encausado, que nos hace siempre mirar al pasado, que si bien nos brinda de una sensación de certidumbre, no nos permite proponer las iniciativas que reencaucen el desarrollo del país y la prosperidad de los mexicanos.

Solemos festejar a héroes de la independencia y de la revolución que nos brindaron la libertad, pero que olvidaron enseñarle al pueblo cómo sentirla, ejercerla y protegerla; ahora nuestra tarea debe ser encontrar a líderes que luchen inteligentemente: preparando estrategias, apuntando a esa libertad, ahora sumergida en apatía y conformismo, y disparando una visión de un México diferente.


Esta visión diferente debe significar también concentrar los esfuerzos en un mismo objetivo: la prosperidad. Esto implica implantar un modelo económico, políticas públicas y estrategias que impulsen el desarrollo económico como prioridad de la Nación, y dejar a un lado los caminos ya trazados para combatir la pobreza, la cual será inexistente a través del crecimiento sostenible de la economía mexicana.


En el 2025, según el Consejo Nacional de Población, México tendrá una población de 125 millones de personas, habrá un incremento en la fuerza laboral de 800, 000 por año y, de mantenerse el crecimiento actual, el ingreso medio será de $10, 200 USD anuales. Este escenario será por demás insuficiente para propagar el desarrollo del país, por el contrario, problemas actuales como el mercado informal, la inmigración, la pobreza, la falta de empleos, la vaga competencia económica, la nula generación de innovación y conocimiento, la sobrepoblación y el inadecuado nivel de productividad de las empresas, acentuarán el desarrollo humano inequitativo y la desigualdad social, que nos harán un país vulnerable al subdesarrollo.

Decía Octavio Paz, en Postdata, que “una revisión leal de lo que ocurre tanto en nuestro país como en las otras partes del mundo nos llevaría a ver con otros ojos el tema de desarrollo a toda prisa y cueste lo que cueste.” Al día de hoy, esa invitación de Paz, a una reflexión honesta y sensible, cobra mucha más importancia ante la competencia internacional que la globalización trajo consigo.

México requiere un cambio de paradigma de desarrollo. Este paradigma debe arrojar una economía que resulte de la fusión de la generación de conocimiento, de la creación de valor agregado y del “smart growth”, como nombró Robert Solow, Premio Nobel de Economía, a la innovación.

Es posible dejar atrás las contrariedades de la realidad mexicana. . .

Tendremos una población joven; en 20 años se incrementará la proporción de personas en edad productiva. Estos mexicanos deberán ser los promotores del “entrepreneurial capitalism”, término dado a conocer en el libro Good Capitalism, Bad Capitalism, que se distinguirá por la concepción, la inversión y la comercialización de innovaciones revolucionarias mediante pequeñas empresas, que serán la base de futuras corporaciones con elevados niveles productividad y con alto impacto en los escenarios social, económico y político del país.

Por último, rescatando una de las ideas centrales del libro México 2025: el futuro se construye hoy de investigadores del CIDAC, los desafíos y las aspiraciones de hoy, para que sean realidades en el mañana, requieren de un pacto de cooperación que incumbe no solo al Ejecutivo Federal, el Congreso de la Unión, al Poder Judicial, a los gobiernos estatales y municipales, sino también a los partidos políticos, al sector privado y a todo aquel mexicano que se una a este reto.

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